La Dama Blanca del castillo del Buen Amor

Me gusta terminar mis libros en lugares especiales. El año también acababa y yo me hallaba buscando un enclave perfecto en el que finalizar una obra que debía entregar en breve. Solo me restaba darle el último empujón, y nada me pareció más oportuno que terminar el año en un lugar de nombre evocador: El castillo del Buen Amor.

El castillo del Buen Amor, un lugar excepcional para finalizar años… y libros (La vuelta al mundo en 80 mitos)

En el término municipal de Topas (Salamanca), escondido de las miradas de los automóviles que avanzan por la carretera, se yergue este bello castillo cuyo verdadero nombre y origen son bastante menos románticos de lo que pueda parecer a primera vista: el Castillo de Villanueva de Cañedo  tiene su origen en el siglo XI , cuando fue  construido para salvaguardar la retaguardia de la reconquista.

El castillo del Buen Amor , en Topas (La vuelta al mundo en 80 mitos)

Sin embargo, lo que hace a mis ojos hacía el castillo irresistible no era su historia, sino su leyenda, Porque este castillo, amigos míos, tiene leyenda. Y fantasma.

Llegamos a la fortaleza con la noche cerniéndose sobre sus almenas. Los campos estaban nevados, blancos y brillantes. El castillo, iluminado por una mortecina luz amarillenta, emergía de la oscuridad como un faro fantasmagórico, envuelto en la niebla del páramo salmantino.

La niebla y la noche rodeaban el castillo cuando llegamos a sus puertas (La vuelta al mundo en 80 mitos)

Algo que he aprendido de mis compañeros de La Escóbula de la Brújula es que los castillos que no están en un alto, tienen que tener un foso. Y como este se encuentra en un llano, también está rodeado de un foso defensivo que se atraviesa gracias a un puente de piedra. Los atravesamos presurosos, avanzando hacia la calidez que promete el saber que este castillo, que en el siglo XV llegó a pertenecer a los Reyes Católicos, es ahora un hotel de lujo.

El foso defensivo del castillo del buen amor otorga un punto romántico al edificio (La vuelta al mundo en 80 mitos)

Una historia de amor prohibido

Lo primero que hicimos, cuando llegamos, fue quitarnos el frío y preguntar la razón de tan evocador nombre. En recepción, enseguida, nos dieron las piezas de una historia de amor prohibida: En 1478 el obispo de Ávila, Alonso de Fonseca y Quijada, adquiere el castillo y transforma lo que había sido una árida fortaleza en una casa palacio señorial llena de detalles arquitectónicos únicos. Su objetivo era convertirlo en su vivienda habitual para compartirlo con su amante, Doña Teresa de las Cuevas, alejados de las habladurías de las villas cercanas.

Los tapices del castillo cuentan mudas historias de amor cortés (La vuelta al mundo en 80 mitos)

Legitimados sus hijos por los Reyes Católicos, el primogénito, Gutierre, sería el primer señor de este castillo. A partir de entonces, la leyenda popular comienza a denominarlo castillo del Buen Amor, en honor a los sentimientos del Obispo hacia Doña Teresa.

La dama blanca

Sin embargo, no son las leyendas de amor las que me traen a estos muros recios, sino la leyenda de presencias fantasmales que algunos escuchan, otros vislumbran y que los más sensitivos hasta llegan a ver, como le ocurrió a  Paloma Navarrete, mujer excepcional con la que he tenido el placer de trabajar en algunas ocasiones y que contempló sin ambages a una nocturna y blanca dama que  al parecer, se pasea por las noches por la zona de recepción y el bar contiguo.

Zona de recepción. Al fondo, el bar. Por aquí (afirman) pasea su ingrávido espíritu la Dama Blanca (La vuelta al mundo en 80 mitos)

Pero Navarrete no ha sido la única que ha visto a la Dama Blanca: otros huéspedes han creído verla peinándose en las almenas, mientras que los recepcionistas reciben llamadas de habitaciones vacías, los clientes escuchan misteriosos golpes en las paredes de sus habitaciones y las camareras de piso encuentran objetos cambiados de lugar y camas deshechas en habitaciones cerradas.

Un túnel secreto

El ambiente, desde luego, es ideal para paseos fantasmagóricos y también para los mundanos. Desde los sótanos (ahora reconvertidos en restaurante) hasta las bóvedas mudéjares de ladrillo que decoran el techo de algunas habitaciones, pasando por las bañeras de mármol verde y los cálidos salones de enormes chimeneas, todo se conjuga para que la magia haga su efecto.

Desde el salón de la suite se desciende a la cama por unas pequeñas escaleras de piedra

Y, por si fuera poco, hay un plus. Porque si eres de los que, como yo, creciste leyendo libros de aventuras y misterios que tenían lugar en casonas antiguas y enigmáticas mansiones, puedes probar suerte e intentar encontrar el pasadizo secreto que recorre aún hoy las diversas plantas del castillo.

El túnel secreto del castillo del Buen Amor (la vuelta al mundo en 80 mitos)

Y si lo encuentras, no lo cuentes.  Recórrelo en silencio y con una luz tenue, porque a la Dama Blanca, ya lo sabes, no le gusta la luz ni los ruidos.

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