La selva verde de Costa Rica rodea el Poás, un volcán activo y humeante con uno de los mayores cráteres del mundo. Una vez en la cima, tras recorrer bellos senderos entre un bosque nuboso y helechos arborescentes la niebla y el humo se desgarran unos segundo para dejarte ver, allá al fondo, un lago de aguas aturquesadas.
Cuenta la leyenda que en los límites de la jungla, cerca del volcán, había un poblado indígena. En una de sus chozas vivía una hermosa huérfana con la única compañía de un pájaro al que había criado y del que no se separaba nunca. El pájaro era un “rualdo”, que por aquel entonces era un ave de plumaje corriente, pero con el canto más bello y melodioso de toda la selva.
Un mal día la ira del volcán se desató, y comenzó a escupir lava y fuego. Los habitantes del poblado intentaron aplacarlo ofreciéndole fruta y animales, pero la ira del Poás no se calmaba. Los chamanes, tras hablar con el gigante volcánico, descubrieron finalmente cual era la demanda del coloso de fuego: el sacrificio de la más bella joven de la tribu.
La joven huérfana, aterrada, era consciente de que no tenía otra opción que sacrificar su vida por la de su pueblo, y avanzó temblando hacia el borde del cráter. De repente, en el cielo, se escuchó el canto más bello que se había oído nunca. Volando en círculos, el rualdo hablaba al volcán en el lenguaje secreto de los pájaros, ofreciéndole la armonía de su voz a cambio de la vida de la doncella.
Y el rualdo cantó como nunca antes lo había hecho. La perfección de sus trinos ahogó el rugido del volcán, y el Poás se enterneció tanto que lloró, y sus lágrimas inundaron su cráter levantando una gran humareda. El fuego y la lava se extinguieron, y ocupó su lugar una hermosa laguna que cubrió gran parte de la oquedad del volcán.
La joven salvo así su vida, y el rualdo cambió para siempre, porque el humo secó su voz y el calor doró sus plumas y las matizó de hermosos azules y verdes.
A partir de entonces sus trinos no volvieron a oírse jamás en la selva, pero su bello plumaje puede verse en la copa de los árboles jalonando la selva de belleza.
Y el volcán, conmovido por el sacrificio del pájaro, nunca ha dejado de llorar.
En la versión de mi abuela decía que el pajaro canto tan bello que hizo llorar a las nubes y ahogaron el enojo del volcán e hicieron la laguna para que su lava no llegara al pueblo y así la el vapor daño la voz, muchas gracias por escribir pura vida 🇨🇷
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Que bonito! La versión de los abuelos es siempre la más bella. Gracias por compartirla!
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Gracias por su atención prestada y si ocuoa ayuda aquí estaremos para lo que necesites
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